EL RETO DE LA INTERNACIONALIZACIÓN

13 / 02 / 2015

Peter Andermatt, director da MEDIA Office Spain, visitará la Ciudad de la Cultura el 24 de febrero a las 10.45h para una sesión informativa MEDIA enfocada a las Ayudas al Desarrollo “Single Project Funding”. El año pasado, Peter colaboró en nuestro anuario y nos dejaba un interesante artículo sobre la internacionalización que os deixamos para que lo recordéis.

“En el sector audiovisual en general, tener una visión internacional puede ser una ventaja competitiva importante. Para tener esta visión, es necesario documentarse y estar en contacto con personas y compañías en otros países. La mejor manera para lograrlo es participar en festivales y mercados internacionales de referencia, como Cannes, Berlin, y muchos otros en diferentes continentes. En España, y en Galicia en particular, una vía muy buena es participar bajo el umbrella de Audiovisual do Galicia. También existen el umbrella Audiovisual from Spain y, por supuesto, MEDIA Stands, en el que se reúnen compañías independientes de toda Europa. Quien participa en este tipo de eventos pronto se da cuenta que el Palais de Festival de Cannes es lo más parecido a la Torre de Babel. Hay tantísima gente que habla un sinfín de idiomas, pero hay un idioma que parece ser “el idioma de la industria” a nivel global: el inglés. Quien quiere trabajar cómodamente en esta industria y a nivel internacional, conviene que sepa inglés. Tampoco hace falta sacarse el diploma Proficiency de Cambridge, pero poder mantener una conversación incluso en un ámbito ruidoso, y poder leer todo tipo de documentos, libros, contratos, revistas, etc, es de gran ayuda. Recomiendo a todos ponerse a aprender inglés, da igual a qué edad. Parece una obviedad, pero si miramos a nuestro alrededor observamos, y no solo en España, que esta barrera lingüística existe y a menudo dificulta las tareas, especialmente la de la internacionalización. En todo caso, se trata de viajar a los mercados y conocer a gente de otros países que son candidatos a convertirse en coproductores o compradores de nuestros proyectos. Poco a poco, se forma una red de contactos y va creciendo. Una buena red de contactos vale oro, sobre todo si tenemos relaciones de confianza con nuestros contactos, basadas en experiencias positivas. La buena reputación a nivel internacional se gana poco a poco, durante muchos años. Si después de veinte años en el mercado internacional hablan bien de uno, es porque ha hecho sus deberes y se ha portado bien, siempre cumpliendo con su palabra y los contratos firmados.

Según qué país o territorio, hay tipos de proyectos que son más fáciles de coproducir. Dicho superficialmente y sin querer afirmar una verdad absoluta, en mi opinión es más fácil coproducir ficción, incluyendo animación, que documentales. Dentro de la ficción, lo que a menudo desemboca en una coproducción es una obra de un género bien definido, con actores conocidos, posiblemente con un guión basado en una novela que está editado en varios países; cine comercial, más que de autor, al no ser que el autor sea una estrella de por si mismo. Los géneros más populares parecen ser la comedia y el drama, pero también el thriller y el cine negro en general. Las comedias no siempre viajan bien, porque el sentido de humor y las referencias que se utilizan en las películas a veces son de índole local, más que universal. No obstante, cuando una comedia se enciende a nivel internacional, puede convertirse en un gran triunfo. No hay reglas, ni recetas infalibles. La coproducción es un medio para internacionalizarse. Es caro, complejo, pero muy frequente. Las ventas internacionales de contenido son otro. Hay películas y otras obras creativas que son producciones al 100% españolas, pero se venden muy bien fuera de nuestras fronteras. No hay que ser tímido a la hora de ofrecer su obra a alguien que dispone de una red de contactos –de compradores- internacionales.

Internacionalizarse como profesional o como empresa no es fácil y conviene tomárselo muy en serio. Es buena idea elaborar primero un plan de internacionalización detallado, para luego ejecutarlo con firmeza. La inversión que requiere el salto al mercado internacional no es poca. Hay que tener recursos para ello, tiempo y dinero. En España existen diferentes instituciones que fomentan la internacionalización de las empresas de las industrias culturales. Uno que conozco bien es el ICEX, con su programa ICEX Next (antiormente llamado PIPE). He tenido el gusto de trabajar como promotor de este programa y he visto numerosas empresas del mundo audiovisual, editorial, musical, etc, elaborando y ejecutando sus planes de internacionalización. Recomiendo a todos que tengan sus ojos puestos en el mercado internacional que investiguen este programa y otros parecidos donde los haya. Participar en ello siempre es una experiencia enriquecedora.

En el marco de Europa Creativa, y en el sub-programa MEDIA, hay una gran cantidad de líneas de apoyo que apuntan directamente a la internacionalización de las empresas culturales. Hay líneas de formación, que son excelentes foros para trabajar las redes de contacto. Hay fomento al desarrollo de proyectos, a la producción y a la distribución. Las empresas que están internacionalizadas están acostumbradas a aprovechar estas posibilidades. Trabajan mucho para cumplir con los requisitos necesarios para bonificarse de las ayudas, porque merece la pena.

En resumidas cuentas, creo que hablar de internacionalización en este mundo globalizado en el que vivimos y trabajamos es obligatorio. Da igual si uno es creador, productor o distribuidor de obras creativas. Cuánto más investigamos al mercado dentro y fuera de nuestras fronteras, más visión podemos desarrollar. Trabajar a nivel internacional, visitando lugares remotos e intercambiar ideas con personas de diferentes países es muy estimulante. En mi vida profesional, he tenido épocas, como cuando era agente de ventas internacionales de películas, en las que he pasado más tiempo fuera de mi país que dentro. Ahora tengo amigos y compañeros de trabajo en un sinfín de países. Las fronteras, para mí, son meramente mentales. Es un efecto secundario de mi propia internacionalización.»

 

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